Explora el arte de la fermentación láctica para transformar frutas y verduras en deliciosas conservas
La fermentación de verduras y frutas (fermentación láctica) ha sido utilizada por muchos pueblos durante varios siglos, siendo muy útil no solo para hacer que ciertos alimentos sean más seguros en ausencia de refrigeración, sino también para aumentar la estabilidad de los productos perecederos y mejorar su sabor.
Durante la fermentación, tenemos esencialmente bacterias (y a veces levaduras) que transforman los azúcares de los vegetales en ácidos orgánicos (por ejemplo, ácido láctico, de ahí el nombre de «fermentación láctica»), dióxido de carbono y otros compuestos aromáticos.
El ácido producido asegura la acidez y el sabor característicos de los alimentos fermentados, pero también mantiene los alimentos seguros al prevenir el desarrollo de bacterias patógenas. ¡Este efecto de conservación y estabilización de los alimentos es uno de los mayores poderes de la fermentación!
La fermentación altera tanto el sabor de las verduras y frutas como su contenido nutricional (¡auméntalo!), produciendo vitaminas y compuestos beneficiosos y aumentando la digestibilidad al «predigerir» algunas fibras vegetales.
Si nunca has probado a fermentar verduras en casa, me gustaría compartir contigo la receta más fácil que conozco, ¡que es prácticamente infalible!
Fermentación láctica de frutas y verduras:
1. Coloque un frasco vacío en una báscula y tara
2. Inserte las verduras en el frasco
3. Opcionalmente, agregue algunas especias para tener un producto más aromático (granos de pimienta, hojas de laurel, semillas de mostaza, etc.)
4. Agregue suficiente agua al frasco para sumergir las verduras y anote el peso total (peso del agua + verduras)
5. Calcule el 2% de ese peso y pese esa cantidad de sal en un bol (pese al menos el 2% y nunca menos que eso)
6. Vierta el agua del frasco en el recipiente con la sal y mezcle hasta que la sal se disuelva
7. Vierta la solución en el frasco con las verduras
8. Tape el frasco y ciérrelo ligeramente, para que no entre nada, pero lo suficientemente suelto para que el gas producido en la fermentación pueda escapar libremente
9. Coloque la botella en un armario y espere unos días. Por lo general, de 3 a 7 días es suficiente, dependiendo de lo que esté fermentando y de la temperatura ambiente. Al final del día 2, puedes empezar a probar, para asegurarte de que estás en el punto.
10. Cuando alcance el sabor y la acidez deseados, cierre bien el frasco y colóquelo en el refrigerador para una mejor conservación.
Al seguir esta receta, podrá convertir arándanos, tomates, remolachas, higos, pepinos y más en deliciosos alimentos fermentados. Consejo amistoso: aprovecha la primavera y el verano, cuando hay una mayor abundancia de productos orgánicos frescos, para fermentarlos. De esta forma tendrás un montón de conservas saludables para disfrutar durante el resto del año.
Fermentaciones felices,
